O "el nido del cuco", si te gusta más.

No son las 1000 mejores canciones de la historia, ni los 500 mejores poemas, ni los 100 mejores libros, ni tan siquiera las 10 mejores películas, ni los mejores sabores, olores o sensaciones. Son lo que se me ha pegado y sigue pegándose en la piel a lo largo de las décadas que he tenido la suerte de presenciar. Algo que a modo de Jukebox virtual, en el que pueda tener a mano la música, pinturas, fotográfias, etc. que se encuentran desparramadas a lo largo del camino.
Lo que silbo al caminar.
No es nostalgia y por supuesto que, cualquier tiempo pasado tan solo fue, anterior.
Escríbeme un comentario si en algo coincidimos.

viernes, 13 de agosto de 2010

Del color amarillo



El color amarillo representa la traición, por lo cual se solía pintar a Judas con vestido amarillo.


Andrea del Sarto - La Última Cena (Florencia, Abadía de San Salvi)

Andrea del Sarto - La Última Cena -detalle- (Florencia, Abadía de San Salvi)





Siete Crisantemos
Joaquín Sabina









Amor prohibido
José Ángel Buesa

Solo tú y yo sabemos lo que ignora la gente
al cambiar un saludo ceremonioso y frío,
porque nadie sospecha que es falso tu desvío,
ni cuánto amor esconde mi gesto indiferente.

Solo tú y yo sabemos porqué mi boca miente,
relatando la historia de un fugaz amorío;
y tú apenas me escuchas y yo no te sonrío...
y aún nos arde en los labios algún beso reciente.

Solo tú y yo sabemos que existe una simiente
germinando en la sombra de este surco vacío,
porque su flor profunda no se ve, ni se siente.

Y así, las dos orillas, tu corazón y el mío,
pues, aunque las separa la corriente de un río,
por debajo del río se unen secretamente.





Louis Couperus - Emma Bovary en el museo

El amarillo se asocia al adulterio cuando se rompen los vínculos sagrados
del matrimonio, a imagen de los lazos del amor divino, rotos por Lucifer.
Chevalier, Jean & Gheerbrant, Alain. :
Diccionario de símbolos, ed . Herder.2003.

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Desde luego Lucifer, cómo no:
- "¡Quién te trae por aquí?" - preguntó Rodolphe.
- "El diablo"- respondió Emma.


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Cuando se lee Madame Bovary (1857) de Gustave Flaubert hay algo que llama la atención -sobretodo teniendo en cuenta que Flaubert jamás dejaba ni un cabo suelto en sus obras-: la presencia del color amarillo en la vida de Emma Bovary. Ese color está en todas partes: desde las cortinas que dejan pasar "suavemente una densa luz rubia", hasta los vestidos y guantes, sin olvidar el paisaje e incluso la famosa Golondrina, el coche que tantas veces la llevó hacia los brazos de Leon Dupois en Rouan, era un enorme armatoste de color amarillo.

Uno de los instantes en los que el color amarillo da claras muestras del porvenir adúltero que anuncia es cuando Emma ve por primera vez a Rodolphe Boulanger. Él lleva guantes amarillos, mientras que ella viste un vestido amarillo. En el primer contacto de estos futuros amantes, ambos quedan unidos por el color amarillo. Flaubert nos llama la atención sobre el detalle del vestido de Emma:

"Emma (...) en el movimiento que hizo al inclinarse el vestido (era un vestido de cuatro volantes, amarillo, largo de talle, ancho de falda), el vestido se extendió en torno a ella sobre los ladrillos de la sala; y como Emma, acurrucada, vacilara un poco apartando los brazos, los bullones de la tela se hundían a intervalos, según las inflexiones de su corpiño."

Esto por lo que respecta a Rodolphe, pero ¿y con Leon Dupois? También. Baste recordar el reencuentro, tras tres años de separación, entre Emma y Leon, en un teatro de Rouan. Emma lleva esa noche unos guantes de color amarillo. Apoya las manos enfundadas en los guantes, las palmas extendidas, las manos tensas. Parecen un reclamos, esos guantes. Hacen pensar en Margarita Gautier y sus camelias...

¿Y las cortinillas de lona amarilla del coche en el que Emma y Leon hacen el amor en un eterno paseo por toda la ciudad?

Y el golpe final: el papel donde Emma lee que sus muebles están en venta, por deudas, es amarillo. El culmen. El amarillo de la traición que se halla para Emma en los momentos de prometedoras pasiones y futuras desgracias.


Otra heroína que comete adulterio es Effi Briest (Theodor Fontane, 1895). Mientras en el capítulo XVII ella pasea a caballo con Crampas el narrador llama la atención sobre

"el amarillo chillón de las siemprevivas" que "resaltaba nítidamente pese a su afinidad cromática, contra el amarillo de la arena de la que habían brotado"

Mauro Alvarez - "La Regenta"
(Plaza de Alfonso II el Casto, ante la catedral de San Salvador, Oviedo)

O en el capítulo VII de La Regenta (1884-85) de Leopoldo Alas Clarín, cuando Álvaro Mesía medita sobre el lugar idóneo de encuentro con Ana Ozores y de forma inevitable piensa que ese encuentro

"Había de ser en el salón amarillo, en el célebre salón amarillo"


de los Vegallana, en el que tantos tejemanejes amorosos se llevaban a cuentas, nacían y se deshacían...



Libertad
Charles Bukowski


Maximiliam Kurzweil - Mujer con un vestido amarillo

¡Que bella lucías ayer!
¡Que hermosa visión
el ver emerger tu vestido amarillo
de entre la niebla artificial
de los difusores de agua
y cómo revoloteaba tu falda
bajo la suave brisa
en la calle Santa Eulalia...!

Pena que fueran falsos,
el microclima,
la brisa y tú...



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