O "el nido del cuco", si te gusta más.

No son las 1000 mejores canciones de la historia, ni los 500 mejores poemas, ni los 100 mejores libros, ni tan siquiera las 10 mejores películas, ni los mejores sabores, olores o sensaciones. Son lo que se me ha pegado y sigue pegándose en la piel a lo largo de las décadas que he tenido la suerte de presenciar. Algo que a modo de Jukebox virtual, en el que pueda tener a mano la música, pinturas, fotográfias, etc. que se encuentran desparramadas a lo largo del camino.
Lo que silbo al caminar.
No es nostalgia y por supuesto que, cualquier tiempo pasado tan solo fue, anterior.
Escríbeme un comentario si en algo coincidimos.

domingo, 18 de octubre de 2009

YHWH

Rex tremendæ majestatis,
qui salvandos salvas gratis,
salva me, fons pietatis.
Tomás de Celano


Dies Irae
Wolfgang Amadeus Mozart




Miguel Ángel - Creación del sol y la luna (Capilla Sixtina, Museos Vaticanos, detalle de la cara de Dios)

El tetragrámaton
en alfabeto arameo (1100 a. C. a 300),
alfabeto fenicio (siglo X a. C. a siglo I)
y hebreo moderno.




EL SOLIPSISTA
Fredric Brown

Walter B. Jehovah, por cuyo nombre no pido excusas desde que realmente fue su nombre, ha sido un solipsista toda la vida. Un solipsista, en el caso de que no conozcas la palabra, es alguien que cree que él es la única cosa que existe realmente, que el resto de la gente y el universo en general existe sólo en su imaginación, y que si él dejara de imaginarlos su existencia acabaría.

Un día Walter B. Jehovah comenzó a practicar el solipsismo. En una semana su mujer se escapó con otro hombre, perdió su trabajo como agente marítimo y se rompió la pierna en la persecución de un gato negro tratando de evitar que se cruzara en su camino.

Decidió, en la cama del hospital, acabar con todo.

Mirando a través de su ventana, hacia las estrellas, deseó que no existieran, y no estuvieron allí nunca más. Entonces él deseó que no existiera ninguna otra persona, y el hospital comenzó a estar demasiado tranquilo incluso para un hospital. Lo siguiente, el mundo, y se encontró suspendido en un vacío. Se libró de su cuerpo, y dió el paso final para tratar de acabar con su propia existencia.

No ocurrió nada.

Extraño, pensó. ¿Puede haber un límite para el solipsismo?

"Sí", dijo una voz.

"¿Quién eres?", preguntó Walter B. Jehovah.

"Soy el único que creó el universo que acabas de aniquilar. Y ahora tú has tomado mi lugar". Hubo un enorme suspiro. "Puedo,finalmente, acabar con mi existencia, encontrar olvido, y dejarte tomar posesión".

"Pero, ¿cómo puedo dejar de existir? Eso es lo que estoy intentando hacer".

"Sí, lo sé", dijo la voz. "Debes hacerlo del mismo modo que yo lo hice. Crea un universo. Espera hasta que alguien en él crea realmente lo que tú creíste y trate de dejar de existir. Entonces te puedes retirar y dejarle tomar posesión. Adios."

Y la voz se fue.

Walter B. Jehovah estaba sólo en el vacío, y era la única cosa que podía hacer.

Creó el cielo y la tierra.

Tardó siete días.


Allāh escrito en caligrafía árabe ornamental


SI DIOS FUERA UNA MUJER
Mario Benedetti

¿Y si Dios fuera una mujer?
Juan Gelman

¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.

Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.

Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos SIDA o pánico
nos contagiaría su inmortalidad.

Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.

Ay Dios mío, Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia.

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