O "el nido del cuco", si te gusta más.

No son las 1000 mejores canciones de la historia, ni los 500 mejores poemas, ni los 100 mejores libros, ni tan siquiera las 10 mejores películas, ni los mejores sabores, olores o sensaciones. Son lo que se me ha pegado y sigue pegándose en la piel a lo largo de las décadas que he tenido la suerte de presenciar. Algo que a modo de Jukebox virtual, en el que pueda tener a mano la música, pinturas, fotográfias, etc. que se encuentran desparramadas a lo largo del camino.
Lo que silbo al caminar.
No es nostalgia y por supuesto que, cualquier tiempo pasado tan solo fue, anterior.
Escríbeme un comentario si en algo coincidimos.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Y con un beso me despido...

"Madre, cuando yo me muera,
que se enteren los señores.
Pon telegramas azules
que vayan del Sur al Norte".

F. G. Lorca



Powderfinger
Neil Young


Pólvora en los dedos

Mira, chica, un barco blanco viene río arriba,
con un gran farol rojo, y una bandera, y un hombre en la barandilla,
Creo que deberías llamar a John, porque no parece
que vengan a traer el correo
Y están a menos de una milla de aquí,
Espero que no vengan a quedarse,
Lleva soldados a estribor y un cañón,
y viene levantando grandes olas.

Papá se ha ido, mi hermano está fuera
cazando en los montes,
Big John no ha parado de beber desde que el río se tragó a Emmy-Lou,
parece que los poderes fácticos me han dejado aquí para que decida,
Acababa de cumplir los veintidós
Y me preguntaba qué podía hacer,
Y cuanto más se acercaban
Esos sentimientos se hacían más fuertes.

El rifle de papá en mi mano me transmitía tranquilidad,
Él me dijo: “Rojo significa corre, hijo,
y los soldados se han alistado para nada”
Cuando el primer disparo rebotó en los muelles me lo olí,
Levanté mi rifle hacia mi ojo,
Nunca me paré a preguntar por qué.
Entonces vi oscuridad, y mi cara salpicó el cielo.

Protégeme de la pólvora y del dedo
Cúbreme con el pensamiento que apretó el gatillo
Piensa en mí como en alguien de quien nunca habrías imaginado
Que se esfumaría tan joven
Con tanto por hacer,
Dále recuerdos a mi amor, sé que la echaré de menos.




Canción del esposo soldado
Miguel Hernández

He poblado tu vientre de amor y sementera,
he prolongado el eco de sangre a que respondo
y espero sobre el surco como el arado espera:
he llegado hasta el fondo.

Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
esposa de mi piel, gran trago de mi vida,
tus pechos locos crecen hacia mí dando saltos
de cierva concebida.

Ya me parece que eres un cristal delicado,
temo que te me rompas al más leve tropiezo,
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
fuera como el cerezo.

Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,
ansiado por el plomo.

Sobre los ataúdes feroces en acecho,
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
hasta en el polvo, esposa.

Cuando junto a los campos de combate te piensa
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
te acercas hacia mí como una boca inmensa
de hambrienta dentadura.

Escríbeme a la lucha, siénteme en la trinchera:
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo,
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
y defiendo tu hijo.

Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
sin colmillos ni garras.

Es preciso matar para seguir viviendo.
Un día iré a la sombra de tu pelo lejano,
y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
cosida por tu mano.

Tus piernas implacables al parto van derechas,
y tu implacable boca de labios indomables,
y ante mi soledad de explosiones y brechas
recorres un camino de besos implacables.

Para el hijo será la paz que estoy forjando.
Y al fin en un océano de irremediables huesos
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
una mujer y un hombre gastados por los besos.



Querida Milagros
El Último de la Fila








Fernando Botero - Abu Ghraib 45

1 comentario:

Mayte Llera (Dalianegra) dijo...

Hermosas despedidas, pero qué tristes son...por eso siempre evito despedirme, hasta que no me quede más remedio...Un beso.