O "el nido del cuco", si te gusta más.

No son las 1000 mejores canciones de la historia, ni los 500 mejores poemas, ni los 100 mejores libros, ni tan siquiera las 10 mejores películas, ni los mejores sabores, olores o sensaciones. Son lo que se me ha pegado y sigue pegándose en la piel a lo largo de las décadas que he tenido la suerte de presenciar. Algo que a modo de Jukebox virtual, en el que pueda tener a mano la música, pinturas, fotográfias, etc. que se encuentran desparramadas a lo largo del camino.
Lo que silbo al caminar.
No es nostalgia y por supuesto que, cualquier tiempo pasado tan solo fue, anterior.
Escríbeme un comentario si en algo coincidimos.

domingo, 19 de abril de 2009

Hagámoslo

Cesar Fernández Navarro - Las lavanderas




Todas las tardes, ¡ay, mi Marifé!
baja usted al río a lavar,
qué pena, óigame usted,
que no la pueda querer.
Yo a usted la miro con gran devoción,
y me mira usted a mí
con los ojitos en llamas,
arde su almita también.
Usted tiene esposo y cuatro churumbeles
y yo hace años que casé;
qué triste es la vida, triste y traicionera,
fui de pesca y no pesqué.
Un día de estos no me aguantaré
y le prometo bajar;
si usted me da su licencia
algo se podrá arreglar.
Si a sus comadres pudiera evitar
hágamelo usted saber,
que mañana mismo bajo
de su cántaro a beber.
¡Ay, Marifé!
ya puede ver,
buena la hemos armado.
Penas de amor,
mala cuestión,
más si estás amarrado.
Si mañana la puedo ver
y la puedo al fin abrazar,
no pase pena ni temor
que de amor la voy a colmar.
Todas las tardes, ¡ay, mi Marifé!
baja usted al río a lavar.
Yo a usted la miro con gran devoción,
mal no mira usted a mí.
Todas las tardes, ¡ay, mi Marifé!
baja usted al río a lavar.
Si usted me deja, yo la ayudaré,
pondremos la ropa a secar.

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