No son las 1000 mejores canciones de la historia, ni los 500 mejores poemas, ni los 100 mejores libros, ni tan siquiera las 10 mejores películas, ni los mejores sabores, olores o sensaciones. Son lo que se me ha pegado y sigue pegándose en la piel a lo largo de las décadas que he tenido la suerte de presenciar. Algo que a modo de Jukebox virtual, en el que pueda tener a mano la música, pinturas, fotográfias, etc. que se encuentran desparramadas a lo largo del camino.
Lo que silbo al caminar. No es nostalgia y por supuesto que, cualquier tiempo pasado tan solo fue, anterior. Escríbeme un comentario si en algo coincidimos.
De madugada, cuando "Apriesa cantan los gallos é quieren quebrar albores", echo la llave y me voy a caminar.
Tarantella Siciliana
(Interpretado con scacciapensieri (marranzano)
Del 24 al 27 de mayo buscadme en Sicilia
Concerto BMW 974
(Transposición para clavecín del concierto para oboe de Alessandro Marcello)
Johann Sebastian Bach Glenn Goudl
Y hasta el día 5 de junio en Roma donde, ¡Dios mio!, veré la esposición del IV centenario del fallecimiento de Caravaggio en la Scuderie de Quirinale o en Florencia, (buscadme en ella el día que me pierda). -Venecia no será esta vez- (Siento parecer arrogante pero estoy más contento que un estupido niño malcriado con zapatos nuevos por volver a la bella Italia).
"Ciao, un bacio"
L'ultimo bacio Carmen Consoli Teatro Griego de Taormina (Sicilia)
Bailan las gitanas, míralas el rey; la reina, con celos, mándalas prender.
Por Pascua de Reyes hicieron al rey un baile gitano Belica e Inés. Turbada Belica, cayó junto al rey, y el rey la levanta de puro cortés; mas como es Belilla de tan linda tez, la reyna, celosa, mándalas prender.
Tu gitana
José Zeca Afonso
Tu gitana que adevinhas
me lo digas pues no lo se
si saldré desta aventura
o si nela moriré.
O si nela perco la vida
o si nela triunfaré,
Tu gitana que adevinhas
me lo digas pues no lo se.
Coro degli zingari (Il Trovatore) Giuseppe Verdi
¡Mirad! Despojandose de las sombras nocturnas de los cielos desnuda queda la inmensa bóveda; parece una viuda que al fin se quita los oscuros paños donde estaba envuelta. ¡A la obra! ¡A la obra! * Golpea, martillea.
¿Quién embellece los días del gitano? ¿Quién embellece los días del gitano? ¿Quién, quién, quién embellece los días? ¿Quién embellece los días del gitano? ¡La gitanilla!
Sírveme un trago, fuerza y coraje el cuerpo y el alma obtienen de beber.
¡Oh, mira, mira! Del sol un rayo brilla más vívido en mi vaso. ¡A la obra! ¡A la obra! *
¿Quién embellece los días del gitano? ¿Quién embellece los días del gitano? ¿Quién, quién, quién embellece los días? ¿Quién embellece los días del gitano? ¡La gitanilla!
No siempre lo verdadero es bello ni lo bello verdadero.
Pero yo os amo y admiro.
A los dos...
Max.
She`s A Rainbow The Rolling Stones
Ella es un arco iris
Ella aparece rodeada de colores, por todas partes Peina su pelo Es como un arco iris Peinando colores en el aire, por todas partes Aparece con colores
¿La has visto vestida de azul? Mira el cielo enfrente tuyo Y su rostro es como una vela Una mota blanca tan hermosa y pálida ¿Has visto una dama más hermosa?
Ella aparece con colores por todas partes Peina su pelo Es como un arco iris Peinando colores en el aire, por todas partes Aparece con colores
¿La has visto toda de oro? Como una reina de días antiguos Salpica colores a su alrededor Como un ocaso descendiendo ¿Has visto una dama más hermosa?
Ella aparece con colores por todas partes Peina su pelo Es como un arco iris.
Orgullosa María (en el río)
Render 3D 19de mayo de 2010
I giorni dell'arcobaleno Nicola Di Bari
Los días del arcoiris
Eran los días del arcoiris, acabado el invierno volvía el sereno. Y tú con la luna y las estrellas en los ojos sentías una mano rozar tu piel. Y mientras enloquecías en el perfume de las flores, la noche se encendió de mil colores. Tendida en la hierba como una que sueña, yaciste niña, te levantaste ya mujer.
Tú ahora te ves más grande, te has vuelto más fuerte y segura, ya ha comenzado la dulce aventura. Ahora son niñas las amigas de antes que se reencuentran en grupo para jugar y sueñan aún sobre un rayo de luna.
Vives la vida de mujer importante porque con dieciséis años ya te sientes grande. Pero un día verás que cada mujer es madura en el tiempo justo, y en la justa medida, y en esta carrera tuya al encuentro del amor te dejas a las espaldas el tiempo mejor.
Eran los días del arcoiris, acabado el invierno volvía el sereno.
“Cada vez que aparezca el arco iris entre las nubes, yo lo veré y me acordaré del pacto que establecí para siempre con todos los seres vivientes que hay sobre la tierra”
(Genèsis 9:16)
"Mi música es similar a la luz que pasa a través de un prisma. La música puede tener un significado ligeramente diferente en cada oyente, creando un espectro de experiencias musicales, similar al arco iris"
Es la conocida historia del pastor ... El pobre muchacho quería contarla Pero se quedó dormido Durante el sueño olvida todo ¡Como lo envidio! ¡También yo quisiera dormir así y durante el sueño olvidar todo! ¡Solo busco la paz quisiera olvidarlo todo! Pero todo esfuerzo es vano ¡Ante mí siempre tengo su dulce semblante! ¡La paz me está prohibida! ¿Por qué siempre he de sufrir? ¡Siempre está presente ante mí! ¡Oh, fatal visión, dejame ¡Me haces tanto daño! ¡Pobre de mí!
Quién iba a prever que el amor, ese informal se dedicara a ellos tan formales
mientras almorzaban por primera vez ella muy lenta y él no tanto y hablaban con sospechosa objetividad de grandes temas en dos volúmenes su sonrisa, la de ella, era como un augurio o una fábula su mirada, la de él, tomaba nota de cómo eran sus ojos, los de ella, pero sus palabras, las de él, no se enteraban de esa dulce encuesta
como siempre o como casi siempre la política condujo a la cultura así que por la noche concurrieron al teatro sin tocarse una uña o un ojal ni siquiera una hebilla o una manga y como a la salida hacía bastante frío y ella no tenía medias sólo sandalias por las que asomaban unos dedos muy blancos e indefensos fue preciso meterse en un boliche
y ya que el mozo demoraba tanto ellos optaron por la confidencia extra seca y sin hielo por favor cuando llegaron a su casa, la de ella, ya el frío estaba en sus labios ,los de él, de modo que ella fábula y augurio le dio refugio y café instantáneos
una hora apenas de biografía y nostalgias hasta que al fin sobrevino un silencio como se sabe en estos casos es bravo decir algo que realmente no sobre
él probó sólo falta que me quede a dormir y ella probó por qué no te quedas y él no me lo digas dos veces y ella bueno por qué no te quedas de manera que él se quedó en principio a besar sin usura sus pies fríos, los de ella, después ella besó sus labios, los de él, que a esa altura ya no estaban tan fríos y sucesivamente así mientras los grandes temas dormían el sueño que ellos no durmieron.
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,...
Pablo Neruda
Geografía
Render 3D / 12 de mayo 2010
Por tu cuerpo
(Octavio Paz)
Luis Pastor
Solo tu cuerpo L. E. Aute
El mapa de tu cuerpo
Khateryn Rivera Mundo
He visitado la geografía de tu cuerpo,
selvas ardiente con árboles de fuego,
ríos que corren buscando compañía
mares con olas… en busca del acantilado.
Visité de día el Parque carente de alegrías,
y tu niño interno solitario
sin dar explicaciones a la noche
observaba mi luna de gran agonía.
He visitado los lagos de tus ojos
que a lo lejos delatan
el desierto de tu soledad.
He visto la lluvia de tus labios
llorando de tristeza y apatía.
He visitado tus puertos más sensibles,
ahí donde las islas calientes de deseo,
son playas de gozo meciéndose en un grito.
Y el mapa de tu cuerpo con su furia volcánica
reclama mi ignorancia sin lograr descifrar mi alegría.
Me ha causado lástima el océano de tu pecho,
ahí donde el turista abandonado,
se pierde en la aguas intranquilas
que brotan en el océano de mi cuerpo.
El lugar del crimen
Luis García Montero
Más allá de la sombra te delatan tus ojos, y te adivino tersa, como un mapa extendido de asombro y de deseo. Date por muerta amor, es un atraco. Tus labios o la vida.
"Aquellos que no pueden aprender de su pasado están condenados a repetirlo".
Jorge Santayana
La Ola (Die Welle - 2008) Dennis Gansel
Novela homónima de Morton Rhue (1981)
basada en un experimento real de un profesor de un instituto de Palo Alto (California).
La guerra que vendrá
Luis Eduardo Aute
Guerra A La Guerra Por La Guerra
Rafael Alberti
Guerra a la guerra por la guerra. Vente. Vuelve la espalda. El mar. Abre la boca. Contra una mina una sirena choca Y un arcángel se hunde, indiferente.
Tiempo de fuego. Adiós. Urgentemente. Cierra los ojos. Es el monte. Toca. Saltan las cumbres salpicando roca Y un arcángel se hunde, indiferente.
¿Dinamita a la luna también? Vamos. Muerte a la muerte por la muerte: guerra. En verdad, piensa el toro, el mundo es bello
Encendidos están, amor, los ramos. Abre la boca. (El mar. El monte.) Cierra Los ojos y desátate el cabello.
Cuando el poeta Patrick Kavanagh compuso este poema, caminaba por una calle tranquila, recordando una historia de amor con una muchacha local. Sabía que corría el riesgo de salir con el corazón roto, pero aún así no pudo resistirse.
En Raglan Road, en un día de otoño la vi por primera vez y supe que su pelo oscuro tejería una trampa que un día habría de lamentar. Percibí el peligro y aun así recorrí el camino encantado. Y me dije: que el pesar sea como una hoja caída al amanecer…
En Grafton Street durante noviembre viajábamos ligeros a lo largo del muro de un barranco profundo en el que aún puede leerse la súplica de pasión La Reina de Corazones urdiendo sus embrollos y yo sin saber cómo deshacerlos Oh!, he amado tanto, pero tanto. Y por esto y aquello la felicidad se desperdicia.
Le entregué dones de la mente Le enseñé el signo secreto que sólo saben los artistas que han conocido a los verdaderos dioses del sonido y de la piedra Y palabra y tinta sin límite Y poemas para que dijera con su único nombre allí Y su única cabellera oscura Como nubes sobre los campos de Mayo.
Desde una tranquila calle donde los viejos fantasmas se encuentran La veo caminando apresurada ahora lejos de mí Mi razón debe comprender que he amado como no debía a una criatura de "polvo". Cuando el ángel se enamora de la tierra perderá sus alas al amanecer.
Ayer caminando.
Fue imposible el resistirme y no girar a la izquierda.
"Todo es posible a condición de ser lo suficientemente insensato".
Orson Welles
Marc Chagall - Los amantes de la luna
Romance de la luna
F. G. Lorca
La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira mira. El niño la está mirando.
En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos.
Niño déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. Niño déjame, no pises, mi blancor almidonado.
El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya, ay como canta en el árbol! Por el cielo va la luna con el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando.
En un charco de agua clara
Render 3D / 9 de mayo 2010
Bulerías de la luna
Lole y Manuel
La luna
J. L. Borges
Cuenta la historia que en aquel pasado Tiempo en que sucedieron tantas cosas Reales, imaginarias y dudosas, Un hombre concibió el desmesurado
Proyecto de cifrar el universo En un libro y con ímpetu infinito Erigió el alto y arduo manuscrito Y limó y declamó el último verso.
Gracias iba a rendir a la fortuna Cuando al alzar los ojos vio un bruñido Disco en el aire y comprendió, aturdido, Que se había olvidado de la luna.
La historia que he narrado aunque fingida, Bien puede figurar el maleficio De cuantos ejercemos el oficio De cambiar en palabras nuestra vida.
Siempre se pierde lo esencial. Es una Ley de toda palabra sobre el numen. No la sabrá eludir este resumen De mi largo comercio con la luna.
No sé dónde la vi por vez primera, Si en el cielo anterior de la doctrina Del griego o en la tarde que declina Sobre el patio del pozo y de la higuera.
Según se sabe, esta mudable vida Puede, entre tantas cosas, ser muy bella Y hubo así alguna tarde en que con ella Te miramos, oh luna compartida.
Más que las lunas de las noches puedo Recordar las del verso: la hechizada Dragon moon que da horror a la halada Y la luna sangrienta de Quevedo.
De otra luna de sangre y de escarlata Habló Juan en su libro de feroces Prodigios y de júbilos atroces; Otras más claras lunas hay de plata.
Pitágoras con sangre (narra una Tradición) escribía en un espejo Y los hombres leían el reflejo En aquel otro espejo que es la luna.
De hierro hay una selva donde mora El alto lobo cuya extraña suerte Es derribar la luna y darle muerte Cuando enrojezca el mar la última aurora.
(Esto el Norte profético lo sabe Y tan bien que ese día los abiertos Mares del mundo infestará la nave Que se hace con las uñas de los muertos.)
Cuando, en Ginebra o Zürich, la fortuna Quiso que yo también fuera poeta, Me impuse. como todos, la secreta Obligación de definir la luna.
Con una suerte de estudiosa pena Agotaba modestas variaciones, Bajo el vivo temor de que Lugones Ya hubiera usado el ámbar o la arena,
De lejano marfil, de humo, de fría Nieve fueron las lunas que alumbraron Versos que ciertamente no lograron El arduo honor de la tipografía.
Pensaba que el poeta es aquel hombre Que, como el rojo Adán del Paraíso, Impone a cada cosa su preciso Y verdadero y no sabido nombre,
Ariosto me enseñó que en la dudosa Luna moran los sueños, lo inasible, El tiempo que se pierde, lo posible O lo imposible, que es la misma cosa.
De la Diana triforme Apolodoro Me dejo divisar la sombra mágica; Hugo me dio una hoz que era de oro, Y un irlandés, su negra luna trágica.
Y, mientras yo sondeaba aquella mina De las lunas de la mitología, Ahí estaba, a la vuelta de la esquina, La luna celestial de cada día
Sé que entre todas las palabras, una Hay para recordarla o figurarla. El secreto, a mi ver, está en usarla Con humildad. Es la palabra luna.
Ya no me atrevo a macular su pura Aparición con una imagen vana; La veo indescifrable y cotidiana Y más allá de mi literatura.
Sé que la luna o la palabra luna Es una letra que fue creada para La compleja escritura de esa rara Cosa que somos, numerosa y una.
Es uno de los símbolos que al hombre Da el hado o el azar para que un día De exaltación gloriosa o de agonía Pueda escribir su verdadero nombre.
"Yo hago lo imposible, porque lo posible lo hace cualquiera".
Antonio Canova - Psique reanimada por el beso del amor
¡Ay amor! Victor Manuel
amor. (Del lat. amor, -ōris). 1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. 2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear. 3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo. 4. m. Tendencia a la unión sexual. 5. m. Blandura, suavidad. Cuidar el jardín con amor 6. m. Persona amada. U. t. en pl. con el mismo significado que en sing. Para llevarle un don a sus amores 7. m. Esmero con que se trabaja una obra deleitándose en ella. 8. m. p. us. Apetito sexual de los animales. 9. m. ant. Voluntad, consentimiento. 10. m. ant. Convenio o ajuste. 11. m. pl. Relaciones amorosas. 12. m. pl. Objeto de cariño especial para alguien. 13. m. pl. Expresiones de amor, caricias, requiebros. 14. m. pl. cadillo (‖ planta umbelífera). ~ al uso. 1. m. Arbolito de la familia de las Malváceas, parecido al abelmosco, de ramos cubiertos de borra fina, hojas acorazonadas, angulosas y con cinco lóbulos, pedúnculos casi tan largos como la hoja, y flor cuya corola es blanca por la mañana, algo encarnada al mediodía y rosada por la tarde. Se cría en la isla de Cuba y se cultiva en los jardines de Europa. ~ de hortelano. 1. m. Planta anual de la familia de las Rubiáceas, parecida al galio, de tallo ramoso, velludo en los nudos y con aguijones echados hacia atrás en los ángulos, verticilos de ocho hojas lineales, lanceoladas y ásperas en la margen, y fruto globoso lleno de cerditas ganchosas en su ápice. 2. m. almorejo. 3. m. lampazo (‖ planta compuesta). ~ libre. 1. m. Relaciones sexuales no reguladas. ~ platónico. 1. m. amor idealizado y sin relación sexual. ~ propio. 1. m. El que alguien se profesa a sí mismo, y especialmente a su prestigio. 2. m. Afán de mejorar la propia actuación. ~ seco. 1. m. Nombre que designa diversas especies de plantas herbáceas cuyos frutos espinosos se adhieren al pelo, a la ropa, etc. ~es secos. 1. m. pl. Am. Mer. y Filip. amor seco. al ~ del agua. 1. loc. adv. De modo que se vaya con la corriente, navegando o nadando. 2. loc. adv. Contemporizando, dejando correr las cosas que debieran reprobarse. al ~ de la lumbre, o del fuego. 1. locs. advs. Cerca de ella, o de él, de modo que calienten y no quemen. a su ~. 1. loc. adv. p. us. holgadamente. con mil ~es. 1. loc. adv. coloq. de mil amores. dar como por ~ de Dios. 1. loc. verb. desus. Dar como de gracia lo que se debe de justicia. de mil ~es. 1. loc. adv. coloq. Con mucho gusto, de muy buena voluntad. en ~ compaña. 1. loc. adv. coloq. en amor y compaña. en ~ y compaña. 1. loc. adv. coloq. En amistad y buena compañía. hacer el ~. 1. loc. verb. Enamorar, galantear. 2. loc. verb. copular (‖ unirse sexualmente). por ~ al arte. 1. loc. adv. coloq. Gratuitamente, sin obtener recompensa por el trabajo. por ~ de. 1. loc. prepos. Por causa de. por ~ de Dios. 1. expr. U. para pedir con encarecimiento o excusarse con humildad. Hágalo usted por amor de Dios Perdone usted por amor de Dios requerir de ~es. 1. loc. verb. Cortejar, galantear. tratar ~es. 1. loc. verb. Tener relaciones amorosas.
"El amor no puede describirse igual que un árbol o el mar.
Son los ojos con los que vemos.
El ser santos aunque pequemos.
Es la luz que pintando reflejemos".
El hotel del millón de dólares
The Million Dollar Hotel
Wim Wenders (2000) Guión: Nicholas Klein,
según un argumento de Bono (U2) y Nicholas Klein.
Los amorosos
Jaime Sabines
Los amorosos callan. El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable. Los amorosos buscan, los amorosos son los que abandonan, son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar, no encuentran, buscan. Los amorosos andan como locos porque están solos, solos, solos, entregándose, dándose a cada rato, llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos viven al día, no pueden hacer más, no saben. Siempre se están yendo, siempre, hacia alguna parte. Esperan, no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar. El amor es la prórroga perpetua, siempre el paso siguiente, el otro, el otro. Los amorosos son los insaciables, los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos. Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos. Las venas del cuello se les hinchan también como serpientes para asfixiarlos. Los amorosos no pueden dormir porque si se duermen se los comen los gusanos. En la oscuridad abren los ojos y les cae en ellos el espanto. Encuentran alacranes bajo la sábana y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos, sin Dios y sin diablo. Los amorosos salen de sus cuevas temblorosos, hambrientos, a cazar fantasmas. Se ríen de las gentes que lo saben todo, de las que aman a perpetuidad, verídicamente, de las que creen en el amor como una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua, a tatuar el humo, a no irse. Juegan el largo, el triste juego del amor. Nadie ha de resignarse. Dicen que nadie ha de resignarse. Los amorosos se avergüenzan de toda conformación. Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla, la muerte les fermenta detrás de los ojos, y ellos caminan, lloran hasta la madrugada en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida, a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas, a arroyos de agua tierna y a cocinas. Los amorosos se ponen a cantar entre labios una canción no aprendida, y se van llorando, llorando, la hermosa vida.
Hace tiempo que no escribo nada de cocina así y, puesto que se me ha pasado la resaca y me salió una cena de cumpleaños bastante apañadita, lo cuento.
Por la mañana tras recolectar en el huerto de un amigo, las verduras (cortarlas escogiendo las más tiernas -alcachofas, cebollitas y demás verduras de temporada- que siguiendo sus indicaciones, fue un placer) y tras pasarme por el mercado Calatrava, poner Bach a todo volumen, me puse manos a la obra :
Concierto para tres violines, arco y continuo en do mayor BWV 1064 Johann Sebastian Bach
Primer Plato
Alcachofas con jamón
Ingredientes:
1 kg. de alcachofas 2 lonchas de jamón no muy finas 1 cebollita 2 dientes de ajo 1 zanahoria hermosa Aceite Sal Vino blanco Limón
Preparacion:
Limpiar las alcachofas de sus puntas, su tallo y sus hojas exteriores. Frotar sus corazones con medio limón y echarlos en agua hirviendo con sal y otro chorrito de limón. ·A los 10 minutos, escurrir. Poner en una cazuela de fondo amplio 4 cucharadas de aceite y rallarle encima la cebolla y la zanahoria añadiendo también el ajo muy picado. Cuando todo esto se sofría unos minutos incorporar el jamón cortado en dados, darle vueltas y echar las alcachofas, la sal, medio vaso de vino blanco y medio de agua. Cocer a fuego lento 15 minutos y servir caliente.
------
Segundo plato
Codornices
Ingredientes (4 personas):
8 codornices 1 rama de apio 1 cebolla 2 zanahorias 4 dientes de ajo 1 cucharón de aceite de oliva 1 vasito de vinagre 10 granos de pimenta negra
1 cucharada de tomillo Sal Pimienta 1/2 l. de caldo de pollo Para el caldo : 1 cebolla, 3 zanahorias, 2 puerros, 3 dientes de ajos, ¼ de repollo o apio, 1 tomate, 1 buen pedazo de morcillo de ternera, ¼ de pollo, un hueso de la rodilla de ternera, un hueso de espinazo de cerdo, hueso de jamón… Preparación:
Se prepara el caldo, con los ingredientes arriba mencionados. Se cuela y se reserva 1/2 l. para hacer este plato.
Se cortan las cebollas en juliana.Se reserva.
Los ajos se dejan con la piel.
Se limpian las zanahorias y el apio y se corta también en juliana. Se reservan.
Se cogen las codornices, se limpian bien por dentro y por fuera, se chamuscan si fuera necesario. Luego se salpimentan y se fríen en una sartén con aceite de oliva. Se reservan en una cazuela.
En la misma sartén de freír las codornices, se sofríen las cebollas, los ajos enteros, las zanahorias y el apio, hasta que estén pochaditas.
Se añaden las hierbas y la pimienta en grano.
Se mete todo en la cazuela de las codornices, junto con el caldo. Se deja cocer durante 20 minutos.
Después se añade el vinagre y se deja cocer todo junto, hasta que esté bien tierno.
----
Postre
Sorbete de limón y cava
Ingredientes (4 personas):
Una botella de cava o vino espumoso blanco, bien frío, 6 limones, 250 gr. azúcar, 150 cc. agua.
Elaboración:
Exprime los limones, cuela el zumo y reserva la cáscara de dos de ellos, lavada.
Prepara un almíbar ligero calentando en un cazo el agua con el azúcar. Cuando rompa el hervor, deja cocer un minuto, añade la cáscara de dos limones y deja enfriar.
Mezcla aparte el zumo de limón, colado, con el cava, bien frío. Añade el almíbar frío y colado, remueve ligeramente y vierte en bandejas metálicas. Congela una hora, o hasta que los bordes estén cristalizados. Rompe con un tenedor, removiendo. Vuelve a congelar una hora, batiendo de nuevo.
Deja ahora congelar por completo. A la hora de servir bate con varillas para que quede ligero y semilíquido. Se sirve al momento en copas.
----
Los vinos, blanco italiano; tintos navarros y castellanos.
Si no fueron mentiras piadosas y, ya que en la cocina no hago gala de falsa modestia, debo suponer que les gustó.
Tras dar las 12, me dieron los regalos.
Libros, música, etc...
Mi hija pequeña me regaló el grabado de la Plaza Navona que compró en Roma (reimpresión moderna, pero a una estudiante no se le puede pedir más).
Mi otra hija, la mayor, como filóloga de hispánicas, la Nueva gramática de la lengua española de la RAE.
Un amigo, que lo es desde la infancia, me emocionó regalándome: un libro de poesía romántica alemana junto a una botella de vino blanco del Rin, otra de Chianti de la Toscana y, claro, un ejemplar de "La Vita Nuova" de Dante, un ribera del Duero acompañando a un ejemplar del "Libro del buen amor" así como una botella de vino extremeño ribera del Guadiana y una edición en facsímil del "Lazarillo de Tormes" encontrado en la llamada Bilioteca de Barcarrota, Su esposa una grabación del clave bien temperado de Johann Sebastian Bach, interpretada por Glenn Gould (tengo amigos que no los merezco).
Y "La que Ilumina" (tan maravillosa siempre) me sorprendió con un sobre conteniendo dos billetes y la reserva de hotel en ¡Sicilia! para el próximo día 24.
Ayer tú y yo, en un solo beso para la vida,
en el amor que nos conoció a los quince años
y yo pedaleando para un nunca llegar tarde a tu corazón.
Fuimos nosotros los que inventamos el beso en una bicicleta,
la edad de las miradas con un cuaderno en la mano.
Fuimos nosotros, los que sin respirar, nos cansamos de viajar;
y ayer, sólo ayer, las calles dicen: Allí van, son ellos!,
pero fue tan rápido que pedazo a pedazo nos despedimos.
Tú y yo, querida, ahora quizás dónde, dónde volveríamos a rodar,
dónde volveríamos a comandar dos ruedas como a un barco,
dónde volveríamos a conquistar los mundos con un sueño.
Eso no m importa, porque en mi memoria tengo un niño despierto,
llevo a ese revoltoso quinceañero en los dedos del alma,
tengo aún, esos años diminutos como zapatos de liceano.
Entonces, será a las siete, te pasaré a buscar como cochero,
subirás en mi caballo veloz con rayos de aluminio,
dispuesta a saltar a la gloria al besar cada calle,
recostándote en cada parada para retomar las fuerzas.
Entonces, será a las siete, cuando llegue a tu casa,
salgas a recibirme como ansiosa de la nueva carrera.
Entonces, son las siete y recuerdo tu mano en la mía,
riendo del pedaleo en mañana y tarde,
cuando nos amamos en una bicicleta sobre la vida,
cuando se me vienen los quince felices años,
ahora que son más, sin bicicletas ni sueños.
Como enjambre de abejas irritadas, de un obscuro rincón de la memoria salen a perseguirme los recuerdos de las pasadas horas. Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo tan inútil! Me rodean, me acosan, y unos tras otros a clavarme vienen el agudo aguijón que el alma encona.
El espiritu de la colmena
Víctor Erice (1973)
"El título, en realidad, no me pertenece. Está extraído de un libro, en mi opinión, el más hermoso que se ha escrito nunca sobre la vida de las abejas, y del que es autor el gran poeta y dramaturgo Maurice Maeterlinck. En esa obra, Maeterlinck utiliza la expresión 'El espíritu de la colmena' para describir ese espíritu todopoderoso, enigmático y paradójico al que las abejas parecen obedecer, y que la razón de los hombres jamás ha llegado a comprender".
Víctor Erice
"Los grandes episodios de la vida de las abejas, a saber:
Yo sentí al descender los impasibles Ríos que ya no me sirgaban mis conductores rudos; de blanco a pieles-rojas chillones y bravíos sirvieron en los postes, clavados y desnudos.
Por las tripulaciones nunca tuve interés y cuando terminó la cruel algarabía, a mí, barco de trigo y de algodón inglés, me dejaron los Ríos ir adonde quería.
Bogué en un cabrilleante furor de marejadas más sordo e insensible que meollo de infantes y las viejas Penínsulas por el mar desgajadas no han sufrido vaivenes más recios y triunfantes.
La tempestad bendijo mi despertar marino. Diez noches he bailado más leve que un tapón sobre olas que a las víctimas abrían el camino, sin lamentar la necia mirada de un farón.
Cual para el niño poma modorra, regodeo fue para el agua verde este casco de pino; dispersando el timón y perdiendo el arpeo me lavó de inmundicias y de manchas de vino.
Desde entonces me baña el poema del mar lactascente, infundido de astros; muchas veces, devorando lo azul, en él se va pasar un pensativo ahogado de turbias palideces.
Algo tiñe la azul inmensidad y delira en ritmos lentos, bajo el diurno resplandor. Más fuerte que el alcohol, más vasta que una lira fermenta la amargura de las pecas de amor.
He visto las resacas, la tormenta sonora, las corrientes, las mangas -y de todo sé el nombre-; cual vuelo de palomas a la exaltada aurora, y alguna vez he visto lo que cree ver el hombre.
Yo he visto al sol manchado de místicos horrores, alumbrando cuajados violáceos sedimentos. Cual en dramas remotos los reflujos actores lanzaban en un vuelo sus estremecimientos.
Soñé en la noche verde de espuma y nieve ahita -en los ojos del mar, lentos besos de amor- y en la circulación de la savia inaudita que arrastra áureo y azul, al fósforo cantor.
Asaltando arrecifes, un mes tras otro mes, seguí a la marejada histérica y vesánica, sin creer que las Marías con sus fúlgidos pies cortaran el resuello a la jeta oceánica.
¡No sabéis... ! Dí con muchas increíbles Floridas, con ojos de panteras y con pieles humanas mezclábanse arcos-iris, tendidos como bridas, al rebaño marino de las verdosas lanas.
He visto fermentar las enormes lagunas en cuyas espadañas se pudre un Leviathán y he visto, con bonanza, desplomándose algunas cataratas remotas que a los abismos van...
Vi el sol de plata, el nácar del mar, el cielo ardiente, horrores encallados en las pardas bahías y mucha retorcida y gigante serpiente cayendo de los árboles, con fragancias sombrías.
Quisiera yo enseñar a un niño esas doradas de la onda azul. pescados cantores, rutilantes... Me bandijo la espuma al salir de las radas y el inefable viento me elevó por instantes...
Fui mártir de los polos y las zonas hastiado, el sollozo del mar dulcificó mi arfada; con flores amarillas ventosas fui obsequiado, y me quedé como una mujer arrodillada.
Igual que una península llevaba las disputas y el fimo de chillonas aves de ojos melados, y mientras yo bogaba, de entre jarcias enjutas bajaban a dormir, de espaldas, los ahogados.
Y yo, barco perdido entre la cabellera de ensenadas, al éter echado por la racha, no merecí el remolque de anseáticas veleras ni de los monitores, nave de agua borracha.
Humeante, libre, ornado de neblinas violetas segué el cielo rojizo con brío de segur llevando -almíbar grato a los buenos poetas- mis líquenes de sol y mis mocos de azur.
Las lúnulas eléctricas me fueron recubriendo, almadía, escoltada por negros hipocampos. Las ardientes canículas golpearon abatiendo en trombas, a los cielos de ultramarinos lampos.
Yo que temblé al oír a través latitudes el rugir de los Behemots y los Maelstroms en celo, eterno navegante de azuladas quietudes, por los muelles de Europa ahora estoy sin consuelo.
Yo vi los archipiélagos siderales que el hondo y delirante cielo abren al bogador. ¿Te recoges tú y duermes en las noches sin fondo, millón de aves de oro, venidero Vigor?
El acre amor me ha henchido de embriagador letargo. Lloré mucho. Las albas son siempre lacerantes. Toda luna es atroz y todo sol amargo. ¡Que se rompa mi quilla y vaya al mar cuanto antes!
Si yo ansío algún agua de Europa es la del charco negro y frío en el cual, al caer la tarde rosa, en cuclillas y triste, un niño suelta un barco endeble y delicado como una mariposa.
Ya nunca más podré, olas acariciantes, aventajar a otros transportes de algodón, ni cruzando el orgullo de banderas flameantes nadar junto a los ojos horribles de un pontón