Comienza la floración de los cerezos en el Valle del Jerte. Si ya es hermoso en cualquier época del año este valle privilegiado, ahora al comienzo de la primavera cuando estalla la floración de los cerezos, es uno de los espectáculos naturales más bellos que puedan contemplarse.
Así lo entendió hace más de cuatro siglos un poderoso Zar ruso, que quiso cambiar los fastos de la corte por un refugio donde retirarse del mundanal ruido. Cuando empezó a rondarle la idea por la cabeza, envió comisiones que recorrieran sus dominios, en busca de ese lugar soñado donde la vida discurriera con dulzura. De todas las comarcas posibles, nuestro Zar eligió La Vera, separada sólo por una cresta montañosa del Jerte. Pero existía un inconveniente, su amada esposa iba a anhelar las montañas de nieve de su residencia habitual, por lo que nuestro emperador buscó una solución de lo más original, natural, incluso mágica. Mandó plantar miles de cerezos de tal forma que desde la fortaleza construida se divisaban tal cantidad de árboles que al florecer daban la sensación de que todo el monte había sido cubierto por un manto blanco, similar al de las nevadas, este fenómeno sólo ocurre unos días al año, pero parece ser que su amada quedó tan impresionada con semejante espectáculo que compensó la espera…