O "el nido del cuco", si te gusta más.

No son las 1000 mejores canciones de la historia, ni los 500 mejores poemas, ni los 100 mejores libros, ni tan siquiera las 10 mejores películas, ni los mejores sabores, olores o sensaciones. Son lo que se me ha pegado y sigue pegándose en la piel a lo largo de las décadas que he tenido la suerte de presenciar. Algo que a modo de Jukebox virtual, en el que pueda tener a mano la música, pinturas, fotográfias, etc. que se encuentran desparramadas a lo largo del camino.
Lo que silbo al caminar.
No es nostalgia y por supuesto que, cualquier tiempo pasado tan solo fue, anterior.
Escríbeme un comentario si en algo coincidimos.
Mostrando entradas con la etiqueta Adamo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Adamo. Mostrar todas las entradas

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Cuento de invierno en París






En la cafetería de la "Gare du Lyon",
un día de invierno a las 15,30 PM de hace mil años.
¿Que no ocurrió?




Rêvè pour l'hiver
Arthur Rimbaud

A *** Elle

L'hiver, nous irons dans un petit wagon rose
Avec des coussins bleus.
Nous serons bien. Un nid de baisers fous repose
Dans chaque coin moelleux.

Tu fermeras l'oeil, pour ne point voir, par la glace,
Grimacer les ombres des soirs,
Ces monstruosités hargneuses, populace
De démons noirs et de loups noirs.

Puis tu te sentiras la joue égratignée…
Un petit baiser, comme une folle araignée,
Te courra par le cou...

Et tu me diras : "Cherche !", en inclinant la tête,
- Et nous prendrons du temps à trouver cette bête
- Qui voyage beaucoup...


En Wagon, le 7 octobre 1870









Cita de noviembre
Constance Amiot
¿Por qué tenemos
que hacer promesas ?
Te juro que el tiempo
les da la vuelta.

Se lleva consigo
las más bellas imágenes,
desvalija las estaciones
como pasamos las páginas.

Me gustaría cosechar
las más bellas historias
tocando acordes
en el mango de mi guitarra.

Pero el tiempo,
que de tiempo en tiempo,
sí el tiempo que brilla…
como una estrella

¿Por qué traducir
las palabras más tiernas?
Tocar madera
cuando no tenemos suerte

Para suavizar
el mes de noviembre,
los postigos que se cierran de golpe
y los detalles que cojean.

Y el tiempo
que de tiempo en tiempo
sí el tiempo que brilla...
como una estrella.

Me gustaría tomar
el camino de los soñadores,
ajustar mis “hasta siempre”
a simples “Adiós.

Hasta pronto. Nos vemos
en los colores del otoño."
Intentemos ser felices
al menos hasta esta tarde.

Pero el tiempo
que de tiempo en tiempo
sí el tiempo que brilla…
como una estrella

El tiempo
que de tiempo en tiempo
el tiempo que brilla

[Sí, el tiempo
que de tiempo en tiempo
sí el tiempo que brilla]

Los días se cobijan
en abrigos de invierno
y dispersan en el viento
todo lo que dura.

¿Por qué tenemos
que hacer promesas
que se adormecen como telas
colgadas en las paredes?





Tombe la neige
Salvatore Adamo


___
.
.
.
.
.
.
1568 kmts
.
.
.
.
.
___



Cae la nieve
Salvatore Adamo





¿Por qué tenemos
que hacer promesas
que se adormecen como telas
colgadas en las paredes?


¿FIN?


lunes, 11 de enero de 2010

Cae la nieve


Tras 27 años, ayer, nevó y la ciudad se vistió de blanco. La que ilumina y yo paseamos por las calles inmaculadas, jugamos a tirarnos bolas de nieve en el parque, compramos castañas asadas, metiéndonos el cucurucho en los bolsillos y así desentumecernos las manos y también churros. Ya en casa, los tomamos junto con chocolate hirviendo mientras mirábamos desde el balcón el silencio de los copos cubrir los arboles.




jueves, 23 de abril de 2009

Un mechón de tu cabello

Hoy, cuando buscaba curioseando entre las hojas amarillentas de un libro de Lengua y Literatura del Instituto, he encontrado un mechón de tu cabello, niña con nombre de sabor a hinojo. Puedes creerlo o no, pero lo cierto es que, se ha cumplido lo que cantaba el bueno de Adamo en esa canción que bailamos decenas de veces hace mil años. Hay veces que la vida...




viernes, 17 de abril de 2009

Ella

Lorenzo Bringheli


Entre colgadores de trajes y bañadores, mirando el precio en la etiqueta de un famélico maniquí, sujetando con una mano una niña de gesto gruñón y una bolsa de El Corte Inglés, ayer, te vi.
Tras de mi, reflejada en el espejo a las espaldas de una cajera maquillada como si fuera Noche Vieja y que se esforzaba en que el regalo de cumpleaños para mi mujer cupiera sin delatar el contenido en una caja de color verde, vi los rasgos inconfundibles de tu cara. Aquellos que, hace tanto tiempo, tanto amé.
Le dije a la muchacha que me guardase la compra que volvería a recogerlo en unos instantes y, cuando tras de ti, a penas a un metro iba a pronunciar tu nombre, otra voz lo hizo.
L..., ya está bien, coño, que vamos a llegar tarde.
Ya, ya voy. - dijiste.
Y la silueta de aquel cuerpo que tanto desee, tras rozar mi brazo y sin levantar la cabeza para mirarme, se perdió entre montones de ropa siguiendo a aquel desconocido...

Recogí el paquete y salí a la calle silbando nuestra canción.


jueves, 12 de febrero de 2009

Mis manos en tu cintura


El primer baile "agarrado"