El Nano bien, me gustó. Pero hubiera sido mucho mejor si una entusiasta señora que, sentada tras de mi, se empeñaba en demostrar que todas y cada una de las canciones de su repertorio no guardaba secretos para ella -¡Vive Dios que era cierto!- y lo que es peor con la voz en grito y a escasos centímetros de mis oídos.
Hijo de la luz y de la sombra
J. M. Serrat
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