Hay veces que la vida te hace regalos. La semana pasada, en la cabaña alquilada del pueblo de montaña donde hemos pasamos unos días de vacaciones, la nieve cayó durante durante horas pintando todo de blanco. Después de cenar, en el porche, mientras contemplábamos la silueta orgullosa y soberbia del Mulhacén, se abrió un pedazo de cielo por donde la luz de una docena de estrellas se escapó, como si el gran azul hubiera sido perforado con agujeros. Miré a Ἑλένη para llamar su atención y lo observara también, entonces la luz al reflejarse en su pupila tintineo y me devolvió docenas de brillos esmeralda.
¿No es un milagro que el sentido del viaje de un rayo de luz que se inicio hace millones de años y seguramente la estrella de la que partió ya no exista, fuera el crear unos instantes de belleza?
Night in white satin
The Moody Blues
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