Isabel Coixet eligió esta canción de Anthony and the Johnsons para banda sonora de su película "La vida secreta de las palabras". Una canción bellísima y que emociona hasta el punto de hacer brotar las lágrimas...
¡Uffff!
Espero Que Haya Alguien
Espero que haya alguien
Que cuíde de mi
Cuando muera, cuando me vaya
Espero que haya alguien
Que libere mi corazón
Que le guste sostenerlo cuando esté cansado
Hay un fantasma en el horizonte
Cuando me vaya a la cama
¿Cómo podré dormir al llegar la noche?
¿Cómo descansará mi cabeza?
Oh, estoy espantado del lugar que hay
Justo entre la luz y ninguna parte
No quiero ser el elegido
Allí abandonado, allí abandonado
Hay un hombre en el horizonte
Que desea que me acueste
Si sucumbo a sus pies esta noche
Permitirá que descanse mi cabeza
Así que hay una esperanza de que no me asfixie
O de que quede paralizado por la luz
Y como un regalo caído del cielo, no quiero irme
Al final del horizonte
Espero que haya alguien
Que cuide de mí
Cuando yo muera, cuando yo parta
Espero que haya alguien
Que libere mi corazón
Y que me abrace cuando esté cansado…
4 comentarios:
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Siempre hay un hombro donde recostar nuestro cansancio.
Saludos,
Ana Lucía
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Si lo dicen unos:
http://silbandoalcaminar.blogspot.com/2009/04/bridge-over-troubled-water.html
y otro también:
http://silbandoalcaminar.blogspot.com/search/label/James%20Taylor
Hasta un Dios lo hizo dogma: “Felices los que lloran, porque recibirán consuelo.”
Espero que cuando llegue la hora sea así, sino: ¡Vaya fiasco!
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Max,
1. No esperes, deja pasar solamente... Así nunca hay fiasco.
2. ¿Cuál dogma de Quién?... esa parte no la incluyo en la libreta de notas. No "Lo" mencione de esa manera posiblemente jamás.
Solidariamente apoyando,
Ana Lucía
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El ¿Hijo del hombre? dió un sermón en una montaña , en el que abundaba la palabra "bienaventurados".
Los seguidores de los profetas tienen la costumbre de que cualquier palabra o acto del "enviado"inmediatamente es proclamado dogma de fe.
Hace mucho, mucho tiempo que llegó a un pequeño pueblo japonés un monje budista. Observó que las gentes que allí vivían no poseían conocimiento alguno sobre sí mismos y decidió quedarse, construir con sus propias manos un pequeño templo, con ofrendas en un altar y convocar a todo el pueblo una vez por semana y enseñarles que debían ayudarse unos a otros, que el verdadero reto consiste en conocerse a uno mismo y prestar ayuda al que lo necesita.
El monje budista enseñó éstas y muchas otras cosas a la comunidad pero tenía un problema y es que había un gato que saltaba sobre el altar y hacía caer las ofrendas allí depositadas. Así pues, el monje, decidió atar al gato a la puerta del templo mientras estaban todos allí reunidos.
Pasó el tiempo y el monje se hizo viejo y murió y fué sustituido por otro menos sabio, que continuó la labor de su predecesor y también seguía atando al gato a la puerta del templo.
Y pasaron muchos años y con cada generación los monjes cada vez perdían una parte de la sabiduría que el primer monje había transmitido. Hasta que ya no quedó ninguno.
Mucho tiempo después un viajero llegó al pueblo y contempló asombrado como el pueblo se reunía frente a las ruinas del templo, ataba un gato a su puerta y marchaban en silencio. El viajero detuvo a un lugareño y le dijo “He viajado por muchos y extraños lugares y me han hablado de extraños ritos y costumbres, pero nada comparado con lo que vosotros hacéis, ¿cuál es el significado de todo esto?”. Y el campesino respndió:
Nadie de aquí recuerda ya la razón, pero desde siempre nos hemos reunido aquí y hemos atado un gato.
Pues eso es Dogma. ;-)
Max
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