O "el nido del cuco", si te gusta más.

No son las 1000 mejores canciones de la historia, ni los 500 mejores poemas, ni los 100 mejores libros, ni tan siquiera las 10 mejores películas, ni los mejores sabores, olores o sensaciones. Son lo que se me ha pegado y sigue pegándose en la piel a lo largo de las décadas que he tenido la suerte de presenciar. Algo que a modo de Jukebox virtual, en el que pueda tener a mano la música, pinturas, fotográfias, etc. que se encuentran desparramadas a lo largo del camino.
Lo que silbo al caminar.
No es nostalgia y por supuesto que, cualquier tiempo pasado tan solo fue, anterior.
Escríbeme un comentario si en algo coincidimos.

martes, 26 de abril de 2011

Quien pudiera detener las manillas del reloj del tiempo...



Por ejemplo esta madrugada. Cuando el aleteo de una golondrina y los trinos de su pareja en el nido que están construyendo en el alero de mi balcón (pura coincidencia, Bécker no tiene nada que ver) me desveló.




"¡Qué bella eres, amada mía,
qué bella eres!
Paloma son tus ojos
a través de tu velo.
Tu melena, como rebaño de cabras
que ondulan por el monte de Galaad.
Tus dientes, es un rebaño de ovejas esquiladas
que salen de bañarse,
Todas tienen mellizas
y no hay entre ellas estériles.
Tus labios, una cinta de escarlata,
tu hablar, encantador.
Tus mejillas, como corte de granada
a través de tu velo.
Tu cuello, la torre de David
erigida para trofeos;
mil escudos prenden de ellas,
todos parecen de valientes.
Tus dos pechos, como dos crías mellizas de gacela,
que pasan entre lirios del campo".

Cantar de los Cantares (4:1-5)

Bartholomeus Spranger  - Venus en la forja de Vulcano



Helena
J. M. Serrat


Helena

Hace días que
asomado al balcón
he perdido el jornal
charlando con un gorrión
más aburrido que yo.


O mirando cómo
se deshoja un encinar,
oliendo romero.
Cómo vuelven a florecer
y se vuelven a deshojar.


Hace días que  no sé cuantos días hace.
Hace días que  me estoy diciendo... 
mañana y espero... y espero.

Viviendo con nada.
Trabajando por nada 
y un día como si nada 
morirme de nada.
 Adiós. Gracias.

En el fondo de un bar
tomándome un perfumado
para calentarme el corazón
mientras llega la muerte a jugar al subastado.


Hace días que no sé cuantos días hace.
Hace días que me estoy diciendo...
mañana y espero... y espero... y espero...


Asomado al balcón espero.
Desnudando el horizonte espero.
Espero por Navidad y por la Magdalena
de día y de noche
que vuelva Helena,
que vuelva Helena...


y es que cuando pasa por mi calle
incluso los geranios le guiñan el ojo.
El aire se vuelve tibio con su aliento
y los adoquines miran hacia arriba,
su piel morena.


Cuando pasa Helena.
Cuando ella mira sabes
que la fuente cuando ella quiere, la da.


Cuando ella llora,
sabes qué es el luto.
Cuando ella calla,
todo yo tiemblo.
Cuando ella quiere,
el amor emprende el vuelo...


Y entre tejados se columpia el sol
y los pajaritos de los cables de la luz
miran celosos como se ríe y se mueve.
Color de larga espera
y perfume de luna llena
mi Helena.
Mi Helena... pero...


Hace días que 
el estar de pie me hace daño,
el reuma me rompe los dedos
y ha huido el último gorrión.

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