El Animal
Vivir
no es muy complicado
si puedes renacer
después y cambiar varias cosas,
las frivolidades y tanta estupidez.
Mientes,
tú mientes bien.
Cuando te tengo junto a mí
tú me das la razón
y a veces quisiera decirte
que prefiero estar sólo,
Y el animal que yo llevo dentro
no me ha dejado nunca ser feliz.
Me roba todo, hasta el café.
Me vuelve esclavo de mis pasiones,
sin desistir jamás, y nunca espera.
Y el animal que yo llevo dentro te ama a ti.
Dentro
de mí chispas de fuego
y el agua que lo apagará.
Si quieres ver como arde
espárcelo en el aire
o déjalo en la tierra.
Y el animal que yo llevo dentro
no me ha dejado nunca ser feliz.
Me roba todo, hasta el café.
Me vuelve esclavo de mis pasiones,
sin desistir jamás, y nunca espera.
Y el animal que yo llevo dentro te ama a ti.
Y antes de desabrocharle
el vestido
y bajarle las bragas
para completar
su desnudez, antes
de penetrarla y abrasarnos
para abandonarnos
más allá de la memoria,
antes había tenido
un hijo que ahora llora
en algún rincón
de la casa, detrás
de alguna puerta
o más lejos, más
allá de algún sitio.
O no llora. Está muerto.
Y yo le desabrocho
el vestido
que cae al suelo
con las bragas
y los sostenes
y tal vez los guantes
o el pintalabios,
y caemos nosotros
y gemimos
para no oir el llanto
de todo lo que antes
estuvo vivo
y es ahora un recuerdo
que nada podrá aplacar.
Nada ni nadie.
(La memoria sin tregua)
Juan Antonio Masoliver Ródenas
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