Viktor Alexandrovich Lyapkalo - Marina
TIENES ROSTRO DE PIEDRA ESCULPIDA
Cesare Pavese
Tienes rostro de piedra esculpida,
sangre de tierra dura,
viniste del mar.
Todo lo acoges y escudriñas
y rechazas
como el mar. En el corazón
tienes silencio, tienes palabras
engullidas. Eres oscura.
para ti el alba es silencio.
Y eres como las voces
de la tierra -el choque
del cubo en el pozo,
la canción del fuego,
la caída de una manzana;
las palabras resignadas
y tenebrosas sobre los umbrales,
el grito del niño- las cosas
que nunca pasan.
Tú no cambias. Eres oscura.
Eres la bodega cerrada
con la tierra removida,
donde el niño entró
una vez, descalzo,
y que siempre recuerda.
Eres la habitación oscura
en la que se vuelve a pensar siempre,
como en el patio antiguo
donde nacía el alba.
Corazón mío
Corazón mío, no hables,
Puedes jugar con fuego, pero te quemarás.
No le dejes saber,
No le dejes saber que la quieres,
No seas tonto, no te ciegues,
Corazón mío.
Corazón mío, vuelve a casa,
No hay razón para vagar, no hay razón para errar.
No le dejes ver,
No le dejes ver que la necesitas,
No te expongas,
Corazón mío.
Corazón mío, vuelve a donde estabas,
Sólo tendrás problemas si la dejas entrar.
No la dejes oír,
No la dejes oír que la deseas,
No la dejes saber que es maravillosa,
Corazón mío.
Corazón mío, sabes que ella nunca será fiel,
Sólo les dará a otros el amor
que ha recibido de ti.
No la dejes saber,
No la dejes saber a dónde vas,
No desates los lazos que atan,
Corazón mío.
Corazón mío, tan malicioso y taimado,
Te dan la mano y coges el brazo.
No te caigas,
No tropieces,
Si no puedes soportar la condena,
no cometas el crimen,
Corazón mío.
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