Tamara de Lempicka - La Dormeuse
Gracias a Dios estás a mi lado y debes ser razonablemente feliz, ya que, en todo este tiempo, nunca has volado. Elena, mi amor, hoy también te quiero.
Helena
Hace días que asomado al balcón he perdido el jornal charlando con un gorrión más aburrido que yo. O mirando cómo se deshoja un encinar, oliendo romero. Cómo vuelven a florecer y se vuelven a deshojar. Hace días que no sé cuantos días hace. Hace días que me estoy diciendo... mañana y espero... y espero. Viviendo con nada. Trabajando por nada y un día como si nada morirme de nada. Adiós. Gracias. En el fondo de un bar tomándome un perfumado para calentarme el corazón mientras llega la muerte a jugar al subastado. Hace días que no sé cuantos días hace. Hace días que me estoy diciendo... mañana y espero... y espero... y espero... Asomado al balcón espero. Desnudando el horizonte espero. Espero por Navidad y por la Magdalena de día y de noche que vuelva Helena, que vuelva Helena... y es que cuando pasa por mi calle incluso los geranios le guiñan el ojo. El aire se vuelve tibio con su aliento y los adoquines miran hacia arriba, su piel morena. Cuando pasa Helena. Cuando ella mira sabes que la fuente cuando ella quiere, la da. Cuando ella llora, sabes qué es el luto. Cuando ella calla, todo yo tiemblo. Cuando ella quiere, el amor emprende el vuelo...
Y entre tejados se columpia el sol y los pajaritos de los cables de la luz miran celosos como se ríe y se mueve. Color de larga espera y perfume de luna llena mi Helena. Mi Helena... pero... Hace días que el estar de pie me hace daño, el reúma me rompe los dedos y ha huido el último gorrión.
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