M.C. Escher - Manos dibujando
La admiración de Catulo por Safo, no solo le llevó a ocultar el nombre de su amada Clodia en sus poemas bajo el seudónimo de Lesbia, sino que plagió algunos de sus versos. Más que copia, pienso que puede ser que la evocación de tanta belleza le abrumaba y así trató de rendir homenaje a la sacerdotisa suprema de la religión del placer completo y la inspiración lírica y que, desde la isla de Lesbos llegaban a Roma, cargados de ensueños de belleza insuperable, de refinamiento y encanto, así que el enamoradísimo Catulo no pudo resistirse a la tentación de cantarlos a su amada sin importarle el hacerlos suyos y que a causa de una tontería -el que alguien se le hubiera adelantado- no iba a ensombrecer la ardiente flama de su corazón e impedir el cantar sus cuitas de amor a la bella Clodia.
Para muestra un botón:
Safo de Lesbos
“Me parece igual a los dioses
el hombre aquel que frente a ti se sienta,
y a tu lado absorto escucha mientras
dulcemente hablas
y encantadora sonríes. Lo que a mí
en el pecho me arrebata;
apenas te miro y entonces no puedo
decir ya palabra.
Al punto se me espesa la lengua
y de pronto un sutil fuego me corre
bajo la piel, por mis ojos nada veo,
los oídos me zumban,
me invade un frío sudor y toda entera
me estremezco, más que la hierba pálida
estoy, y apenas distante de la muerte
me siento, infeliz.”
Catulo
“Aquél me parece igual a un dios,
aquél, si es posible, superior a los dioses,
quien sentado frente a ti sin cesar te
contempla y oye
tu dulce sonrisa; ello trastorna, desgraciado
de mí, todos mis sentidos: en cuanto te
miro, Lesbia, mi garganta queda
sin voz.
Mi lengua se paraliza, sutil llama
recorre mis miembros, los dos oídos me
zumban con su propio tintineo y una doble noche
cubre mis ojos.
El ocio, Catulo, no te conviene,
con el ocio te apasionas y excitas demasiado:
el ocio arruinó antes a reyes y ciudades florecientes.”
Claro que en la historia de la literatura el enamoradizo Catulo no fue el único ladronzuelo. El insigne Pablo Neruda, inecesariamente ya que andaba sobrado de rimas e imaginación, tampoco pudo resistir la tentación:
LOS NAUTAS
Miguel Angel Macau
Amo el amor de los marineros
que besan las mujeres y se van,
dejando una promesa de naufragios
para huir y no volver jamás.
Vienen a la vida entre los brazos
de los trigueños cantos del azar,
y una noche se acuestan con la muerte
en el lecho letal de la mar.
FAREWELL
Pablo Neruda
Amo el amor de los marineros
que besan y se van.
Dejan una promesa.
No vuelven nunca más
En cada puerto una mujer espera,
los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del mar…
Rabindranath Tagore, dice:
Tú eres la nube crepuscular del cielo de mis
fantasías. Tu color y tu forma son los del
anhelo de mi amor. Eres mía, eres mía, y vives
en mis sueños infinitos.
Tienes los pies sonrojados del resplandor
ansioso de mi corazón, ¡segadora de mis cantos
vespertinos! Tus labios agridulces saben a mi vino
de dolor. Eres mía, eres mía, y vives en mis sueños solitarios.
Mi pasión sombría ha oscurecido tus ojos,
¡cazadora del fondo de mi mirada! En la red de mi
música te tengo presa, amor mío. Eres mía, eres mía,
y vives en mis sueños inmortales.
y Pablo Neruda, "interpreta":
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces,
y viven en tu vida mis infinitos sueños.
La lámpara de mi alma te sonrosa los pies,
el agrio vino mío es mas dulce en tus labios
¡Oh, segadora de mi canción de atardecer,
cómo te sienten mía mis sueños solitarios!
Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa
de la tarde, y el viento arrastra mi voz viuda.
Cazadora del fondo de mis ojos, tu robo
estanca como el agua tu mirada nocturna.
En la red de mi música estas presa, amor mío,
y mis redes de música son anchas como el cielo.
Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto.
En tus ojos de luto comienza el país del sueño.
Y así, hasta hoy:
Knockin' on Heaven's Door
Bob Dylan
Bob Dylan
No puedo enamorarme de ti
Joaquín Sabina
Joaquín Sabina
Y que conste que esto no resta ni un ápice a la admiración que siento por todos ellos. En mis ¿cuadros? de Diosas personales yo, tampoco, he podido evitar el hacer uso de la riquísima iconografía que puebla la historia del arte para cantar sus "virtudes":
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